La perspectiva de crecimiento económico mundial se redujo en el mediano plazo. Las últimas estimaciones del FMI prevén una desaceleración del crecimiento económico global de 6.0% en 2021, a 3.2% en 2022 y 2.7% en 2023. Estos números obedecen al efecto del incremento en el costo de vida, un mayor endurecimiento de las condiciones financieras por los ajustes realizados por la Reserva Federal y otros bancos centrales y el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania. A nivel regional también se espera una desaceleración, pasando de una proyección inicial de 4.6% en 2022 a 4.2% y para 2023 de 3.5% a 3.1%. El impacto en Centroamérica dependerá principalmente del rendimiento de la economía de Estados Unidos, el principal socio comercial de la región.
La construcción a nivel global recuperó su dinamismo en el 2021, creciendo en 5.8%, lo que hizo que la industria superara su nivel pre-pandemia (2019). La expectativa es que la tendencia positiva continúe en 2022 y 2023 con tasas de crecimiento esperadas de 3.7% y 3.4%. Sin embargo, cabe mencionar que existen riesgos a la baja derivados de la posible desaceleración de la economía mundial, la elevada inflación que estaría impactando el poder adquisitivo de las personas y condiciones financieras que podrían encarecer el crédito privado.
La perspectiva regional para el sector construcción es positiva. El 2021 vio un crecimiento real de 17.4%, después de contraerse -14.3% en 2020. Las proyecciones indican que para 2022 y 2023 el sector crecerá en 3.9% y 4.2% respectivamente, superando el nivel que tenía previo a la pandemia (ver figura 1).
El sector de construcción tiene una importancia significativa en la región y se espera continúe con su recuperación. Entre el 2015 y 2021 en promedio este representó 6.5% para los países de la región. Para el 2021 a nivel regional el valor del sector fue de USD 19,531.9 millones, menor todavía a los USD22,302.9 millones. Panamá es el país con el sector mas grande y representa el 43.1% o USD 8,420.0, seguido por Guatemala con una proporción de 23.7% o USD 4,637.0 millones.
En este contexto, a nivel regional, el sector ha ido acompañando la recuperación económica. Sin embargo, a medida que las tasas de crecimiento se van normalizando cabe pensar en los retos y oportunidades de mediano y largo plazo que persisten en los países centroamericanos. En la medida en que estos sean abordados el sector podría contribuir aún más al crecimiento económico y bienestar de la población.
En este sentido, estudios realizados por la Oficina del Economista Jefe del BCIE han señalado la inversión en infraestructura productiva como uno de los principales cuellos de botella para el crecimiento económico en los países centroamericanos. En promedio, en la región se invierte el 1.0% del PIB, esto es relativamente bajo, tomando en cuenta que el benchmark internacional se estima que debe ser aproximadamente 5.0% del PIB. Esto quiere decir que para cerrar la brecha se necesitan alrededor de USD 9,000.0 millones adicionales al año.
Por otro lado, la región tiene un alto déficit habitacional. En este sentido, el apalancamiento de las remesas para apoyar a personar receptoras en la construcción de vivienda presenta oportunidades para el sector construcción, principalmente en los países del Norte de Centroamérica. Para poder lograr esto se requiere de un trabajo en conjunto con el sector financiero, así como esfuerzos por parte del sector construcción para ofrecer productos innovadores a los beneficiarios de remesas y a las personas que las envían.
Lo mencionado anteriormente no es exhaustivo, pero pone sobre la mesa algunos temas a considerar que pueden ser de importancia para el sector y la economía en general. El BCIE como parte de su Estrategia Institucional tiene como objetivo apoyar al sector público y privado en alcanzar distintos objetivos, ya sea a través de la atracción de nuevos flujos de capital, propiciando alianzas estratégicas entre sectores o a través de sus instrumentos de financiamiento tradicionales. La infraestructura fundamental para alcanzar otras metas como la integración regional, mejora del comercio y propiciar un desarrollo social y equilibrado de los países. Por tanto, los esfuerzos para fortalecer y llevar más recursos al sector no deben detenerse, especialmente en las condiciones actuales de alta incertidumbre en la economía mundial.